Translated from English by Congregation of Notre Dame Translators
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Los jueves me encuentro con un grupo de
novicias y sus formadoras (directoras de novicias, formadoras, etc.) y
aprendemos todas juntas. Viajamos a diferentes casas para conocer el espacio
personal de las demás, viajamos tan lejos como Connecticut, Pensilvania y Nueva
Jersey. Los temas han incluido: enseñanza social católica, oración, reflexión
teológica y desarrollo psicosocial. Una variedad por decir algo. Este grupo de
novicias es parte de un grupo más grande que se reúne durante 6 semanas al año,
para todas las personas en formación – candidatas (como yo el año pasado),
novicias, recién profesas (en el ministerio con trabajo y la promesa de
quedarse otro año o dos hasta que están listas para los votos finales) y
nuestras formadoras. El año pasado, tuve la oportunidad de viajar siete veces
de PEI a NY para reunirme con este grupo, de manera que ya tenía un círculo de
amigas cuando llegue.
Como comunidad – tenemos una noche de juegos
y jugamos cartas (a solicitud mía), algunas noches vemos juntas la televisión (actualmente
obsesionada con Good Place y Project Runway), otras me escabullo en medio de la
noche a la iglesia oscura para rezar (ssshhhhh ¡no se lo digan a nadie!), cocinamos
juntas, salimos a caminar e incluso fuimos a una obra de Broadway (¡¡teníamos 5
boletos!!). Esta fue una experiencia bastante especial.
Logro tener 7 horas
completas de sueño – más
de las que tenía antes. Contribuyo con la limpieza aunque la mayor parte de mis
esfuerzos son en el mantenimiento de la casa – arreglar el lavatrastos,
instalar cosas, armar libreros, etc. Tengo la oportunidad de aprender unos
cuantos instrumentos, disfruto de la soledad de mi habitación cuando mi ser
introvertido está abrumado de «compañerismo». Hay muchas cosas que estoy
dejando fuera – como los viajes a la ciudad para visitar un museo, visitas de
los amigas que llegan a la ciudad, reuniones comunitarias provinciales,
reuniones con las Personas Asociadas CND, charlas sobre la pobreza o el
activismo ecológico y celebraciones por la vida de las hermanas en sus
funerales (unos cuantos hasta la fecha).
Yo creo que estos han sido los acontecimientos más importantes. Un horario muy ocupado, por supuesto, y yo me pregunto cómo han pasado los días, ¡cómo es posible que ya hayan pasado 11 semanas! Me siento agradecida por las personas con quien vivo, atesoro las lecciones que he aprendido y siento temor cuando haya terminado los dos años.
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Cuando comencé este blog, prometí
compartir cómo es la vida de una novicia. Ahora que he estado en el noviciado durante
algunos meses, me he acomodado en un patrón cómodo que puede ser descrito mejor
como ‘un día en la vida’. Cabe señalar que cada orden religiosa tiene su propia
manera de formar a las novicias y aun dentro de la CND (mi orden – Congregación
de Notre Dame), cada experiencia del noviciado fue diferente para cada hermana
que ha compartido su historia conmigo, así que esta es solo mi experiencia, hasta
ahora.
Para aclarar el lenguaje de monjas: ‘formación’ – esta es otra palabra para
estudio, preparación, entrenamiento, pero es usada específicamente en el
contexto de la vida religiosa y aunque se aplica especialmente a este tiempo
como novicia (campo de entrenamiento para monjas), la formación es continua a
través de los votos temporales y en la vida profesa. En mi vida anterior, yo me
referiría a esto como ‘aprendizaje
permanente’ o ‘desarrollo profesional’, con temas más amplios a desarrollar
personal y espiritualmente.
Yo comienzo el día con una hora de oración
personal, para orientarme a mí misma hacia lo divino y fijar un curso deseado
de paz y presencia. Esto generalmente incluye la escritura diaria, el oficio
divino de la mañana y la meditación/ contemplación. Mi mantra favorito hasta
ahora es la oración de Jesús – Señor Jesucristo ten piedad de mí. Luego tengo
que acordarme de colocarme la cruz. La mayoría de los días ya estoy fuera de mi
habitación antes de acordarme.
Nuestro altar para el Día de los Muertos
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El desayuno y el almuerzo se toman cuando conviene
y nos reunimos juntas como casa de 5 para compartir la cena y después para la
oración comunitaria. Cada una cocina una vez por semana y ha sido divertido
estirar mis músculos culinarios los cuales habían sido grandemente atrofiados
durante los últimos 6 años en que viví sola. De igual manera, yo dirijo la
oración una noche a la semana. La oración comunitaria casi siempre incluye un
canto y el oficio divino de la tarde, aunque la última semana tuvimos un
servicio especial para el Día de los Muertos y colocamos un altar para los
seres amados que han muerto. La persona que dirige la oración programa la
agenda y cada noche es diferente pero especial. Los domingos, participamos
compartiendo la fe y en conocernos mejor a un nivel más profundo. Lo que encuentro
más poderoso cuando oramos juntas es que cada noche, hay tiempo para el
silencio contemplativo y la energía del silencio de 5 personas es poderosa y
cargada de energía. Yo soy una persona nocturna, pero después de esta subida de
energía, me siento recargada, quedo despierta durante horas.
Yo voy a misa todos los días, algo con lo
que pensé que tendría que luchar. Sin embargo, he descubierto que la misa
diaria es maravillosa – más corta, al grano y ofrece un recordatorio regular de
llevar a Cristo al mundo. Además, yo voy a diferentes iglesias cada día para
darme la oportunidad de explorar la iglesia, el vecindario y las personas.
Generalmente camino durante el día, ya que hay 6 iglesias a unos 45 minutos
andando.
Los lunes y los miércoles me encuentro con
mi directora de noviciado y aprendo sobre la vida religiosa, la formación CND,
información específica del noviciado y oportunidades de crecimiento personal. Las semanas tienen un tema (lo que me gusta)
generalmente incluye leer artículos y libros (lo que me gusta más) y tengo
«tarea» en forma de reflexión corta de cada uno (yo creo que a mi directora de
noviciado le gustaría que yo escribiera menos…pero una vez le dije que me toma
dos párrafos para estornudar, de manera que está atrapada con escritos largos).
Con
la Hna. Kathleen Deignan
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Los martes y miércoles por la tarde voy a
clases. Una es un curso de postgrado en la Universidad Fordham sobre el Antiguo
Testamento. Esto es maravilloso y ha cambiado la manera que escucho las
lecturas en la misa, le da contexto, cultura e historia a los relatos. El otro
es un curso de pregrado en el Iona College sobre la Cosmología del Universo y la
manera en que las estrellas y la espiritualidad están entrelazadas (obviamente
maravilloso). Esta clase la da una de las hermanas – Kathleen Deignan, y ha
sido inspirador escuchar su misticismo y sabiduría. El próximo semestre será el
Nuevo Testamento y Teilhard (*¡¡Espero!!).
Amigas
en Formación
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Los viernes son ‘Día de Camino’ o ‘Día de
Desierto’, donde trato de integrar lo que aprendí durante la semana de manera
intencional, en silencio, lo más posible. Este es casi como un día de retiro a la
semana y un recordatorio de no estar muy ocupada. Puedo leer, hacer mi blog,
caminar durante 8 horas o realmente cualquier cosa que el espíritu me mueve
hacer, pero con el fin de hacerlo de manera intencional.
Mis amigas
en Broadway
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UPEI
impresionados en NY
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Yo creo que estos han sido los acontecimientos más importantes. Un horario muy ocupado, por supuesto, y yo me pregunto cómo han pasado los días, ¡cómo es posible que ya hayan pasado 11 semanas! Me siento agradecida por las personas con quien vivo, atesoro las lecciones que he aprendido y siento temor cuando haya terminado los dos años.
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